Afganistán.- Con ojos oscuros y mejillas rosadas Parwana Malik, niña de nueve años se ríe con sus amigos mientras juegan a saltar la cuerda en un polvoriento lugar.
Pero, la risa de la menor desaparece cuando regresa a casa, una pequeña choza con paredes de tierra, donde se le recuerda su destino: la están vendiendo a un extraño como niña esposa.
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El hombre que quiere comprarla tiene 55 años, pero para ella es “un anciano” con cejas blancas y una espesa barba blanca.
De esta forma; durante cuatro años, su familia ha vivido en un campo de desplazados afganos en la provincia noroccidental de Badghis, sobreviviendo gracias a la ayuda humanitaria y al trabajo doméstico, ganando unos pocos dólares al día.
Abdul Malik, padre de la infanta, no pudo dormir la noche, antes de la venta, dijo que está “destrozado” por la culpa, la vergüenza y la preocupación.
Asimismo; aseguró que ya habia vendido a su hija de 12 años hace varios meses en Afganistán
Sin embargo agregó;
“Somos ocho miembros de la familia, tengo que venderlas para mantener con vida a otros integrantes de la familia, no tengo opción”.
No obstante; Parwana dijo que esperaba cambiar la idea de sus padres, tenía el sueño de convertirse en maestra y no quería renunciar a su educación, pero sus súplicas fueron inútiles.
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