Tegucigalpa, Honduras.- Proveniente de Nicaragua, Marlene Duarte, llegó a Honduras en 1978 con un solo objetivo en mente:triunfar en un país cinco estrellas. Llegó llena de sueños e ilusiones en compañía de su esposo, quien en ese entonces debía viajar a Honduras para atender los asuntos de su trabajo.
Aunque su matrimonio no prosperó, Marlene recuerda que tuvo que luchar con más fuerzas para sacar adelante a sus tres hijos: Víctor Manuel Villavicencio (42), Danilo José (34) y Rodrigo Javier (32), quien actualmente estudia medicina en Alemania.
Marlene hoy tiene 64 años y asegura que sigue trabajando con las mismas fuerzas y el dinamismo que tenía cuando apenas era una jovencita de 21 años, inquieta y soñadora.
Ante la necesidad de sacar a sus hijos adelante, Marlene compraba pequeñas cantidades de camarones que revendía a sus amigos de la iglesia Hermanos Unidos en Cristo, ubicada en la colonia Medalla Milagrosa de Tegucigalpa.
Poco a poco ese emprendimiento fue creciendo hasta construir y consolidar lo que hoy se conoce como Distribuidora Mariscos y Más (Delimar), ubicada en la carretera al sur, a 18 kilómetros de la salida de Tegucigalpa.
Comenzó a emprender en el año 2006 y ya para 2007 se había convertido en proveedora de mariscos de calidad para Walmart. Esta alianza de negocios fue, según sus propias palabras, la “luz al final del túnel”.
“Comencé entregando producto a seis tiendas, yo iba a traer producto en un carrito que tenía y lo iba entregar a 6 tiendas en San Pedro Sula y en supermercados Paiz” recuerda.
“Mis hijos eran mis empleados, entre ellos, Rodrigo Javier, que todavía andaba con el pepe en la mano, me ayudaban a empacar, cargar y descargar, muchas veces hasta de madrugada o a media noche”, recordó, sentada en una silla mecedora.
A su lado, un escritorio de madera embarnizada que es el principal testigo de sus años de lucha y de agotadores días de trabajo que comienzan a las 7:00 de la mañana y culminan a las 10:00 de la noche.
Marlene recuerda que en los primeros años como proveedora de Walmart entregaba un promedio de 2,000 libras semanales, principalmente camarón a granel proveniente de la zona sur y de la costa atlántica.
Una vez en su planta, el producto pasa todos los controles de calidad y es empacado siguiendo las normas fitosanitarias y de inocuidad para luego ser enviado a los centros de distribución de Walmart.
Crecimiento
Afirma que a las clientas de los cuatro formatos (Walmart, Supermercados Paiz, MaxiDespensa y Despensa Familiar) en 16 departamentos del país les gusta su producto y por ello cada año ha aumentado la cantidad de libras entregadas.
“Ahorita estoy entregando un promedio de 60,000 libras mensuales, entre camarón, pescado, caracol, línea de filetes y la mariscada”, relató con mucha alegría.
Fue como proveedora de Walmart que diversificó sus productos y logró tener su propia empacadora, con su marca Delimar.
Hoy día cada uno de sus hijos tiene su estabilidad económica, el mayor, Víctor Manuel, es quien le apoya desde la parte administrativa y estratégica para que la empresa siga creciendo y encontrando nuevos mercados, no solo nacionales sino internacionales.
“Al principio solo tenía un carrito, pero ya no me daba abasto, ahí sentí la necesidad de endeudarme para comprar otro carro, contratar a un motorista y un ayudante; todo lo logré pagar con los ingresos que ya eran mayores por mis ventas”, recordó.
“A la fecha tenemos 5 camiones, cuatro refrigerados y dos secos, además de un pick up que utilizamos para trasladar a nuestros colaboradores”, dijo.
“Walmart es la punta de la flecha que me permitió ver que de ahí podía mantener a mi familia y darles una estabilidad a los empleados, para mí es el principal y mejor cliente y por eso me siento comprometida a suplirle con todas las especificaciones. Walmart me ha
ayudado a crecer”, agregó.
La empresa brinda trabajo a unas 50 personas de manera directa y entre 20 y 25 de
manera indirecta. “Unos 25 de nuestros colaboradores viven en la planta, les hemos acondicionado un lugar porque son de pueblos lejanos, aquí tienen hospedaje, alimentación y chequeo médico, todo es gratis”, detalló.
“Desde que inicio la pandemia del COVID-19 hemos invertido mucho dinero en la salud de nuestros trabajadores, aparte de sus ingresos mensuales, si alguien necesita, estamos para apoyarles. Yo trato de ser amiga de mis colaboradores, interactuar con ellos, trato de saber de su familia, si les puedo ayudar extra lo hago sin ningún problema”, afirmó.
Vida
Sobre su vida personal, Marlene dijo que “me encanta cocinarles a mis hijos, a ellos les encanta la comida que yo hago, antes de la pandemia nos reuníamos los domingos, hacíamos la comida, compartíamos”, recordó con nostalgia, ya que actualmente solo comparte con Danilo José y su esposa, quienes viven con ella en la residencial Las Cascadas de Comayagüela.
Su primera actividad del día es hacer ejercicio, “antes de la pandemia iba a las 5:00 am (al gimnasio), a las 6:30 empezaba mi jornada laboral. Actualmente hago ejercicio en mi casa por las mañanas y si tengo un poco de tiempo salgo a caminar en la cuadra”.
Al pedirle que se autodefiniera, sin vacilaciones dijo: “soy una persona incansable e innovadora, no me gusta estar quieta, mucho menos darme por vencida. Me gusta innovar, no me quedo con lo que tengo, soy creativa. He tenido la bendición de rodearme
de gente capaz, no puedo hacerlo todo yo, pero tengo personas a mi alrededor que son un
éxito”.
Y agregó: “Siempre estoy emprendiendo algo nuevo, si algo no funciona pruebo de otra forma; si hoy un cliente me dice que no, pueda ser que mañana me diga que sí, me encanta la perseverancia”.
Una Mano para Crecer En la actualidad, a través del programa Una Mano Para Crecer, se apoya a 65 pequeñas y medianas empresas (Pymes) locales, con asistencia técnica durante tres años, tarifas preferenciales en el factor de centralización, pronto pago, ExpoWalmart, capacitaciones
empresariales y seguimiento del desempeño del negocio.
Walmart México y Centroamérica es una empresa regenerativa que impulsa iniciativas para recuperar y fortalecer el tejido social y económico de las comunidades.
Es en ese afán que, pese al drástico confinamiento para contener el Covid-19, no se dejó de atender a las clientas con los productos de primera necesidad, garantizando así un mercado seguro para sus proveedores y seguridad laboral para sus colaboradores.