Estaban en una sala, acompañados de un agente de los servicios sociales que se encargan del cuidado del menor, cuando madre e hijo se vieron y ella no pudo contenerse a darle un abrazo. Habían pasado semanas separados sin verse por culpa del confinamiento y este reencuentro, que no era el primero, fue distinto. La mujer se dejó llevar rompiendo la norma que no permite el contacto físico por el coronavirus y acabó siendo multada por los carabinieri con 400 euros.
Según han recogido diversos medios italianos como Il Resto del Carlino y Letto Quotidiano, los hechos se produjeron en la región de Reggio Emilia, aunque no se precisa la identidad de sus protagonistas. Las informaciones publicadas explican que hace tiempo que la madre perdió la custodia de su hijo por no poder encargarse de él. Los servicios sociales se la quitaron y ahora el niño, de nueve años, no reside con ella.
Antes de que a finales de febrero se produjese el brote de coronavirus en el norte de Italia que acabó extendiéndose por todo el país, madre e hijo tenían un encuentro semanal de una hora. Sin embargo, la pandemia y las medidas decretadas para frenar el contagio hicieron que este fuese suspendido. Una vez relajas las medidas, volvieron las reuniones programadas.
La de la polémica ha sido la segunda. “Dije que solo aceptaría la reunión protegida cuando pudiera tocar al niño. Había esperado mucho tiempo, hubiera preferido esperar más, ciertamente no era posible verlo sin poder abrazarlo”, ha explicado la mujer, quien, en una primera reunión tras semanas sin verse logró controlar el impulso de abrazar a su hijo. No así en la mantenida el pasado martes.
Desde la Dimora di Abramo, cooperativa que se encarga del cuidado del menor, su presidente, Luigi Codeluppi, ha lamentado lo ocurrido y cómo acabaron las cosas, pero señala que “la modalidad del encuentro se había acordado previamente” y ella había estado de acuerdo. Eso implicaba que se comprometía a que no hubiera contacto físico entre ambos como medida de protección frente al coronavirus.
Lo que ella cuenta, según recogen los citados medios italianos, es que la agente social presente la saludó y fue a buscar a su hijo. Cuando esté llegó lo abrazó. “La educadora empezó a decir que no podía haber contacto, que debía haber mascarillas y distancia de seguridad, amenazando con interrumpir la reunión y llamar a los caranibieri”, ha relatado. Sobre el hecho de que firmase de acuerdo con las reglas marcadas, sentencia que eso fue “hace meses, en estos meses todo ha cambiado”.
Al final los agentes fueron avisados y se presentaron allí con la multa para la madre por haber incumplido las normas: 400 euros que podrán verse reducidos a 280 euros si paga en el plazo de un mes. “Parecían incómodos, avergonzados de tener que multar a una madre por un abrazo”, ha reconocido la sancionada.
Desde Time4life, organización que vela por el bienestar de los niños con menos recursos, han denunciado lo ocurrido. En primer lugar critican la decisión de los servicios sociales de retirar a la madre la custodia cuando lo que había solicitado era alguna ayuda para poder hacerse cargo de él y trabajar al mismo tiempo. Elisa Fangareggi, presidenta de Time4life, ha añadido que están esperando el informe de un experto para cuestionar la retirada de la custodia a la madre.
En cuanto a la multa, desde el sindicado de Policía Coisp han anunciado su intención de hacerse cargo del pago. “Esta historia destaca la insuficiencia de algunos sistemas regulatorios que se introdujeron con la emergencia por el COVID-19 y es parte de uno de los discriminatorios no previstos por la ley”, sentencia el secretario general Coisp, Domenico Pianese.
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